martes, 20 de octubre de 2009

Grito, pero tú no puedes oírme. Grito, pero mi voz enmudeció. Grito pero nosé exactamente en qué dirección lo estoy haciendo. Grito, intentando que sea en la tuya, pero los kilómetros hacen que se conviertan en susurros. Y comencé a quedarme afónica y a cansarme de esperar que me oyeras.

No hay comentarios:

Publicar un comentario